4G

Si alguien tenía dudas que Marketing «es mayor que» Ingeniería, después de años de pruebas claras de la mano de Microsoft, Apple y otros hechizeros tecnológicos, se nos viene una nueva prueba de un área que generalmente estaba destinada a ingenieros: redes celulares.

A medida que se sucedieron las distintas tecnologías de telefonía celular, era relativamente sencillo determinar que es 1G, 2G, 2.5G, 3G, 3.5G…
Pero a partir de 4G, el marketing se impuso a la ingeniería, y la cosa ya no queda tan clara.

Antes de seguir, tal vez convenga aclarar que 1G, 2G, 3G son las diferentes generaciones de tecnología celular (1G primera generación; 2G segunda generación y así por delante) – pueden leer más sobre el tema en un artículo anterior.

Y venía más o menos bien: 2 tecnologías rivales llamadas LTE (por sus siglas Long Term Evolution) y WiMax (de Worldwide Interoperability for Microwave Access) se perfilaban como las 2 posibles para el despliege de redes de cuarta generación. LTE parecería tener el mayor respaldo de la comunidad de operadores y WiMax era la “contendiente”. Está como bastante claro que la mayoría de los operadores establecidos, y los locales, llegado el momento, optarían por implementar LTE, porque es el sucesor natural de la línea GSM/UMTS.

El objetivo principal de 4G es proveer un gran ancho de banda excediendo los 100 Mbps y una baja latencia. ITU (International Telecommunication Union), el organismo internacional que “define” estas cosas, tenía bastante claro el tema de qué era 4G (oct-2010). Algunos operadores en Estados Unidos, Sprint con WiMax y Verizon con su reciente anuncio de su red LTE, comenzaron a usar el término 4G para definir sus nuevos servicios. Los otros 2 grandes operadores americanos, AT&T y T-Mobile, no queriendo quedarse atrás comenzaron a decir que sus redes también eran 4G, aun cuando estos operadores estarían implementando HSPA+, que “era considerada” una tecnología anterior, algo así como 3.75G. Según estos operadores, el nivel de servicio de HSPA+ es comparable a LTE en su actual encarnación (ambas con anchos de bandas bastante inferiores a 100 Mbps) y entonces, aunque no sean iguales técnicamente, quieren ser percibidos como comparables.

Y digo “era considerada” porque la ITU recientemente “cedió” a esta disputa de marketing con un anuncio de prensa poco claro: tecnologías de 3G avanzadas contribuyen al desarrollo de las comunicaciones móviles y por lo tanto pueden llevar el nombre de 4G.

Así, “4G” está más cerca de llegar a nuestro país. En el momento que uno de los operadores locales haga un upgrade de su red llevándola a HSPA+, capaz que este mismo año, tendremos algo nuevo que comprar.

Pero a quién le importa qué nombre tenga algo? Y en cierto sentido, el hecho de que nos pongamos de acuerdo hace más simple y efectiva la comunicación. Si me voy a un café y pido un mixto caliente, espero que venga un sandwich de jamón y queso que ha sido calentado. Si alquilo un departamento con vista al mar y en realidad, el edficio tiene vista al mar, pero mi departamento no, entonces me siento engañado. Si el nombre de algo está claro, no hay confusiones y nos podemos comunicar mejor: es famoso el caso del Mars Climate Orbiter que se estrelló en Marte porque hubo una confusión con las unidades de medidas (métricas e imperiales).

HTC anunció que va a vender 10 millones de smartphones con 4G en el 2011. Pero HTC considera 4G a teléfonos LTE y WiMax, no a teléfonos con HSPA+. Apple aún no tiene un teléfono 4G, pero es probable que este junio, cuando se espera que aparezca la 5° versión del iPhone, es probable que no sea LTE, pero sería HSPA+ y por lo tanto “autorizado” a llamarlo 4G.

Por de pronto, cada quien podrá decir casi cualquier cosa respecto a qué es 4G. Pero no me mal interpreten: cualquier salto hacia adelante en ancho de banda y penetración de Internet es positivo, independientemente del nombre, ya sea “ñembo 4G” o “4G teeté”.

Jeffery Deaver

Me enganché con las novelas de Jeffery Deaver no, el autor de El Coleccionista de Huesos, que luego se llevó al cine. En la película, Denzel Washington hace el papel de Lincoln Rhyme y Angelina Jolie de la detective Amelia Sachs.

Como me encantó la película, me animé a leer The Broken Window y en seguida The Cold Moon. Ambas novelas son muy buenas, llenas de acción, fáciles de leer y entretenidas. En ambas están los 2 mismos detectives que desarrollaron una relación después de que se conocieron en el caso de The Bone Collector.

The Broken Window trata de un asesino serial que “sabe todo” gracias a que cada vez más nuestra vida se digitaliza: informacion básica, registros inmobiliarios, uso de tarjetas de crédito, cámaras de tráfico, teléfonos celulares, email, redes sociales, tarjetas de acceso,… Hay algo de esa película The Net, con Sandra Bullock. Te quedás pensando que estamos cada vez más expuestos al robo de identidad.

Generalmente, el asesino no se sabe quién es, pero en The Cold Moon los asesinos son introducidos al inicio con nombre y apellido, pero esa no es la única sorpresa. De hecho está lleno de giros inesperados y hacen de esta una novela policíaca diferente.

Ambas altamente recomendadas para quienes gustan del género policial.

A mi me cuesta elegir un libro: uno no sabe con qué se va a encontrar. Y muchas veces hay que entrar varios capítulos en el libro para poder darse cuenta si vale la pena. Por eso tiendo a leer libros de un autor que me gusta, como el caso de John Grisham, Dan Brown, Claudia Piñeiro, Thomas Harris y ahora Jeffrey Deaver.

Android y Yo

Qué frustración!

Empezar la historia con esa frase parece resumirlo todo, pero como yo creo que muchas veces el recorrido es más interesante que el desenlace, me parece que vale la pena que les cuente mi historia.

En nuestro país, Paraguay, tenemos las bandas de 3G de 850/1900, usadas en gran parte de Latinoamérica, con la notable excepción de Brasil (en parte) y Uruguay. En Norteamérica, la usan Telcel (Claro) en México, AT&T en USA y Rogers en Canada. Sin embargo, los mejores teléfonos Android no bloqueados están disponibles para Europa y T-Mobile (USA) que usan bandas no compatibles con las nuestras: los teléfonos andarían para llamadas y mensajes aquí, pero la velocidad de datos estaría limitada. Hay 2 operadores locales ofreciendo teléfonos Android, pero no son los más interesantes (desde mi punto de vista).

Por lo tanto, solo queda la compra de un teléfono desbloqueado del mercado gris, ya que no es posible la compra a través de canales oficiales. Además, los fabricantes de teléfonos saben que sus clientes son en realidad los operadores celulares quienes les compran millones de teléfonos al año, de manera que es más importante satisfacer sus necesidades que las de los usuarios.

La oferta de Smartphones parecería abundante, pero Nokia se quedó en el tiempo, aún con su ‘flagship’ N8; no hay hardware nuevo de HP Palm; el WP7 de Microsoft luce interesante, pero no todavía; si bien Blackberry hay cosas que hace muy bien, otras importantes como el browser las hace muy mal; y eso deja en la cancha solo a 2 contendientes: iPhone y Android.

Aún cuando el iPhone 4 es el primer teléfono de Apple que tiene una cámara decente (frente, trasera de 5MP y el flash) -un feature importante para mi-, la pantalla con la mayor resolución, posibilidad de multitasking y sin duda la mayor y mejor selección de aplicaciones móviles (apps), me dejé tentar por la promesa de “apertura” ofrecida por Android, la sincronización OTA (over-the-air) de contactos, mail, calendario, fotos, su variedad de hardware…

Finalmente compré un Samsung de la línea Galaxy S compatible con nuestras bandas pagando el precio sin subsidio. El teléfono era la variante de Galaxy S para AT&T, llamado Captivate, pero estaba desbloqueado, lo que quiere decir que podía usarlo en cualquier operador.

El Captivate tiene una hermosa pantalla AMOLED de 4 pulgadas con una alta resolución. Es liviano y muy fino. Es relativamente rápido, su browser funciona muy bien, es muy fácil de usar, y creo que cualquiera estaría feliz con este teléfono. Y con razón, después de todo Samsung consiguió su agresiva meta de vender 10 millones de unidades de Galaxy S en solo 6 meses.

Pero no es mi caso. Por esas cosas de la vida, Samsung le puso a ese teléfono la versión 2.1 de Android, a pesar de que cuando salió a la venta, ya estaba disponible la versión 2.2. Casi 6 meses después y con la versión 2.3 de Android en la calle, paradojicamente en un teléfono Samsung de la misma línea, el Captivate aún no tiene una actualización.

Y qué tanto? Y para mi mucho, porque para empezar no puedo sincronizar mi calendario ni mis contactos con el teléfono en forma automática (hace por lo menos 5 años que estoy acostumbrado a eso con Nokia y ya forma parte de mi forma de trabajo; me es cómodo, conveniente y no puedo volver atrás). Tengo que reconocer que el teléfono si sincroniza mis contactos con la cuenta de Google, pero la cuenta de Google NO sincroniza mis contactos con mi Outlook. También tengo que reconocer que si se sincroniza mi calendario de Google y este con Outlook, pero NO sincroniza el calendario de mi cuenta de trabajo, que es el que realmente me importa. La versión 2.2 de Android soluciona este último problema, pero el Captivate parece destinado a quedarse con 2.1 por un largo rato más.

Ultimamente comencé a leer libros de Kindle: no pensé que me iba a gustar el tema, pero la aplicación de Kindle está realmente bien lograda en todo sentido. Para mi sorpresa, a pesar de que hay Kindle para Android, como el Captivate es de AT&T, por alguna razón, la aplicación Kindle no está disponible para ese modelo @**#$!

También me acostumbre a escuchar podcasts y la recomendación de la gente es la aplicación Listen. Pero adivinen que? Tampoco está disponible para el Captivate.

Por suerte, los hackers siempre tienen respuestas para todo (o al menos ‘casi’ todo) y después de varios días de investigación, las 2 aplicaciones anteriores pudieron ser instaladas, no sin antes haber tenido que descargar parches, drivers, SDKs, archivos, add-ons, ejecutar scripts, escribir oscuras líneas de comando y no sé cuantas cosas más para poder ‘rootear’ el teléfono y romper parte del yugo impuesto por Samsung y su cliente el operador.

También quise instalar Skype. Pero por lo visto AT&T es el ‘Skype Nazi’ : No Skype for you!

No puede configurar el MMS, a pesar de haberlo hecho decenas de veces y haber escrito cómo hacerlo no conseguí ni enviar ni recibir un MMS. No digo que no se pueda hacer, simplemente que yo no pude hacerlo. Cierto: no le dediqué varias horas, pero acaso tiene que ser tan difícil?

Por suerte el stack de bluetooth es realtivamente completo y pude transferir fácilmente algunas canciones. Pero cuando quise asignarlas como ringtones… no pude hacerlo: no hay opción en el menú para hacerlo. Algunas horas adicionales de investigación, para luego tener que crear un directorio específico y poner los temas musicales en ese directorio para que puedan ser vistos por el teléfono antes de poder asignar alguno como tono de llamada. Olvidate de poder asignar un ringtone a un contacto específico, a menos que el contacto sea de teléfono y no uno de tu cuenta de Google.

Un par de tonterías: los indicadores del teléfono por defecto (tal vez haya alguna aplicación que lo haga) no muestran la cantidad de mensajes, o emails no leidos.

La cámara de 5 MP toma buenas fotos, pero no hay botón dedicado para tomar la foto, no hay flash y no hay cámara de frente. Desde el 2007 que disfrutaba de esas características en mi teléfono.

Conectarme a Internet desde mi notebook usando mi teléfono como modem es algo que hago desde hace 6 años. Y sin cables. El Captivate no puede, porque Android 2.1 no puede y no hay upgrade aún para el Captivate.

Y claro, en el proceso de investigación cometí el error infantil de marcar una secuencia de códigos equivalente a ‘format c: /u’ o ‘rm -rf *’ o simplemente ‘borrá todo y dejá el teléfono como vino de fábrica’ (ADVERTENCIA: *NUNCA* marquen *2767*3855# en un Samsung a menos que quieran borrar todo). No hay un backup como el iTunes, que por cierto, es de una simplicidad ejemplar: podés resetear tu teléfono y si tenías un sync previo, podés restaruarlo tal cual estaba.

Finalmente, la duración de la batería en mi caso fue de terror. Algunos días solo conseguía medio día.

Así que a pesar de ser un hermoso teléfono con una pantalla increíble y aplicaciones fantásticas (Google Goggles, Google Sky Map, Soundhound, Angry Birds y otras), no me permite hacer mi trabajo con mayor eficiencia.

No tiene que ser así: hay tecnología de sobra, años de experiencia en el tema y el soporte de las compañías líderes. Por qué usar uno de los mejores teléfonos no es la mejor de las experiencias? Por qué actualizar un teléfono a su última versión de software no es como el iPhone? Por qué los fabricantes no tienen versiones oficiales desbloqueadas como Nokia, aunque en algunos casos se vendan a precios absurdos? Por qué uno tiene que estar recurriendo a hacks y cracks para poder liberar el potencial del equipo? Por qué tiene que ser tan frustrante?

Pero aún tengo fe: espero que el 2011 traiga un smart phone sin frustraciones. Salud!