Recientemente los operadores celulares locales comenzaron a ofrecer unos dispositivos portátiles denominados smartphones (teléfonos inteligentes) y tabletas que prometen grandes prestaciones y enormes beneficios. Sin embargo, mucha gente aún no sabe qué exactamente son y qué hacen estos equipos. Y esto es normal: las tabletas en su forma actual, solo tienen 1 año de vida y los smartphones con pantallas táctiles apenas si están siendo introducidos al mercado local.
Pero qué son estos aparatos? Para qué sirven? En qué se diferencian? Qué beneficios me ofrecen?
Empecemos primero con los smartphones. Estos no son otra cosa que teléfonos celulares más avanzados que están permanentemente conectados a Internet y que pueden ampliar su funcionalidad por medio de la instalación de programas de software llamadasaplicaciones. Como en cualquier celular, en un smartphone se pueden hacer y recibir llamadas, enviar y recibir mensajes de texto, pero como están siempre conectados a la red de datos (y por ende necesitan un plan de datos) pueden enviar y recibir correo electrónico, navegar por Internet, usar redes sociales como Facebook, Twitter, Foursquare, consultar mapas gracias a la integración con sistemas de GPS, ver videos de YouTube y otros sitios, escuchar música, compartir fotos y videos a través de las redes sociales, leer libros, suscribirse a noticias y podcasts, hacer compras, jugar y mucho más.
Hace unos pocos años, la tecnología «touch» que permite interactuar con el teléfono tocando la pantalla directamente con las manos comenzó a incorporarse masivamente en los smartphones, indicando una tendencia clara: las pantallas touch serán la norma y el teclado físico opcional.
Así como a una PC se le puede instalar programas nuevos para tomar notas, hacer planillas, planos, o diseño gráfico, a un smartphone se le pueden instalar aplicaciones. Y hay aplicaciones para todo lo que uno se imagine, y algunas que jamás nos imaginaríamos que pudiera haber. Por ejemplo: hay aplicaciones que permiten «escuchar» una música que se está pasando por la radio e identificar cuál es, quién es el cantante, etc. Otras aplicaciones nos ayudan a encontrar un restaurant o negocio o cajero cercano a donde uno está en ese momento; hay aplicaciones para ayudar a hacer dieta, o ejercicio, o yoga o ciclismo; para afinar guitarra, aprender a tocar guitarra, aprender música, aprender idiomas, matemática, primeros auxilios; para meditar, rezar y hasta para confesarse; para manejar las cuentas, acceder a los bancos y comprar; y por supuesto, montones de juegos. La lista es inacabable. Muchas son gratuitas y otras tienen pecios que van típicamente entre USD 1 y USD 10. Las aplicaciones se compran en lo que se denomina Tienda de Aplicaciones (AppStore) y se paga con tarjeta de crédito.
Pero, hay rivalidades e incompatibilidades: así como en el mundo de las PCs hay Windows, Mac y Linux y las aplicaciones de una no funcionan en la otra, en el mundo de los smartphones hay Android (Google), iOS (Apple), Blackberry (RIM), Windows Phone (Microsoft), Symbian (Nokia), WebOS (HP/Palm). Algunas de estas plataformas son usadas por varios fabricantes de teléfono; así Samsung, LG y HTC tienen algunos modelos de teléfonos con Android y otros modelos con Windows Phone.
En el primer trimestre de este año se vendieron 427.8 millones de celulares, de los cuales, unos 100 millones fueron smartphones, superando estos últimos en un 25% a la cantidad total de PCs, netbooks y notebooks que se vendieron en el mismo periodo.
El crecimiento en la venta de smartphones es entendible: si nos enganchamos con teléfonos que servían solo para llamar y enviar mensajes, es natural que nos atrapen los smartphones ya que ofrecen mucho más productividad laboral, una mayor interacción con nuestro ámbito social crecientemente virtual y más oportunidades de entretenimiento (libros, música, videos, juegos).
Las tabletas son similares a los smartphones en muchos sentidos: tienen pantallas táctiles, son más útiles cuando están conectadas a Internet, permiten aplicaciones, pero son menos portátiles que los teléfonos con pantallas de 7″ a 10″ comparadas con la de los teléfonos que están entre 3.5″ y 4.3″ y más pesadas y en general no permiten llamadas o SMS como los celulares. En algunos casos solo se conectan a la red vía Wifi y algunos modelos también tienen soporte para redes celulares de datos 3G.
Su mayor tamaño las hace más adecuadas que los smartphones para ver películas de larga duración, leer libros más cómodamente, navegar por Internet por periodos más largos de tiempo. Su mayor tamaño también permite aplicaciones que no serían prácticas en equipos más pequeños como revistas interactivas, editores de documentos, de presentaciones, de música y de video, juegos para varios jugadores simultáneos, etc. La interacción directa en la pantalla permite nuevas experiencias de uso que son difíciles de entender sin haberlas probado. Es impresionante como tocar la pantalla y esperar que ocurra algo es un acto completamente natural para niños pequeños (de 3 años o menos). Leer un libro en una tableta puede nunca compararse a un libro de verdad, hasta que uno se da cuenta que puede llevar toda su biblioteca consigo a todos lados, o leer en la cama sin prender la luz y molestar a la pareja.
Las tabletas todavía son dispositivos para «consumo de contenido», más que para producción: este texto fue escrito (producción) en una notebook; pero sería más agradable de leer (consumo) en una tableta que en una notebook.
Esta nueva generación de tabletas nace hace 1 año con la introducción por parte de Apple del iPad. Hoy Apple tiene ya su segunda tableta en venta, el iPad2. Además hay también otras tabletas como Samsung GalaxyTab, Motorola Xoom, LG G-Slate, Acer Iconia, Asus Eee Pad Transformer y RIM Playbook. Todas usan la plataforma Android de Google, con excepción del iPad que usa iOS como el iPhone, y el Playbook que usa su propio sistema. Gracias a su entrada temprana en el mercado, excelente diseño de hardware y software, gran cantidad y la mejor calidad de aplicaciones, el iPad tiene más del 80% del mercado de tabletas. A pesar que muy poca gente tiene tabletas actualmente (menos del 1% de la población mundial), se espera que en los próximos años la venta de estos equipos canibalice la venta de PCs.
Habiendo hecho esta introducción, es más fácil entender que tener un smartphone es una consecuencia natural para alguien que está queriendo cambiar de teléfono, lo que va a ocurrir inexorablemente tarde o temprano, ya que podemos asumir que todos los que lean este artículo tienen al menos un celular. Sin embargo, decir cual es el mejor smartphone no es fácil, porque eso depende de cada uno: muchos factores intervienen como ser el precio, las preferencias particulares respecto al tamaño, peso, diseño, la oferta disponible, el uso, la comunidad de amigos, etc. El Blackberry es considerado el más adecuado para uso en las empresas por sus características de seguridad, orientación a la mensajería (email, BBM), y el control que se puede tener sobre el equipo. El iPhone es calificado por muchos como el producto mejor acabado teniendo en cuenta su tamaño, peso, diseño, rapidez, duración de batería, facilidad de uso, variedad y calidad de aplicaciones. Pero otros prefieren la variedad de teléfonos que tienen Android, pudiendo elegir modelos con o sin teclado físico, de diferentes tamaños, peso, colores, diseños.
Por otro lado, una tableta no es todavía para todo el mundo. En mi opinión, una tableta es para quien ya tenga al menos una PC. La tableta será un complemento ideal para actividades más de esparcimiento que de trabajo. Por suerte, la elección de tabletas es más sencilla: por ahora no hay aún una tableta comparable al iPad2, pero eso no quiere decir que esta sea perfecta.
Independientemente de estos aspectos racionales, de una u otra forma, superada la barrera económica, en algún momento se impone el factor emocional y terminamos comprando el nuevo, mágico y revolucionario juguete tecnológico que será considerado obsoleto en 6 meses. Y el ciclo vuelve a empezar.