Uber fue creada en el 2008 con el concepto de innovar el servicio de transporte de pasajeros con tecnología. Aquí está la presentación original que usó Uber para conseguir inversores.
La empresa proveía una plataforma tecnológica que unía gente con autos con gente que quería trasladarse y cobraba una comisión por la transacción.
La tecnología permitiría hacer que esta experiencia sea mejor y más eficiente que la que había en uso, incorporando temas como valoración de autos, choferes y pasajeros (ej: este pasajero subió borracho, este pasajero vomitó y me ensució el auto, este chofer fue maleducado, este auto estaba perfecto y limpio, etc.), tiempos de respuesta más confiables, pagos sin fricción, mayor rotación, etc.
La empresa, que sigue siendo privada (aún no cotiza en bolsa), tuvo una aceptación fenomenal de parte de los inversores, que pasó de valer $4 millones a cerca de $50 mil millones actualmente. La aplicación y el servicio también tuvieron una aplastante aceptación por parte de los usuarios, que están por el orden de 50 millones/mes a nivel mundial, en 450 ciudades en 78 países (ver fuente).
Sin embargo, no todo es color de rosa en Uber, que tuvo un tumultuoso 2017: casi toda la plana ejecutiva fue reemplazada, el co-fundador y CEO Travis Kalanick fue obligado a renunciar, tiene demandas por robo de propiedad intelectual concerniente a sistemas autónomos de manejo (self driving car), una cultura de empresa «agresiva, machista», entre otras cosas.
Incluso en Londres, donde el servicio de taxi es considerado generalmente bueno y los conductores tienen altísimas exigencias, la entrada de Uber les forzó a hacer cambios: a adaptarse. Uber, por su parte, tuvo que ajustar sus prácticas a la regulación existente. El propósito del regulador (quien sea la autoridad competente) siempre debe ser ir en pro de mejorar los beneficios a los usuarios.
En México y otras partes de América Latina, también se usa Easy Taxi, que le hace la competencia a Uber y que ahora tiene inversiones de Didi, el «Uber» de China.
En pocos años será normal ver vehículos autónomos (sin conductores) de Uber, quien gracias a sus miles de millones de viajes (rides) tiene información sobre tiempos, patrones de uso, rutas congestionadas y un montón de otros datos vitales para maximizar la utilización de su flota y extraer cada centavo adicional de lucro donde sea posible.
No creo que ningún paraguayo, usuario del transporte público, o de taxis diga que está contento con la situación actual. Salvo excepciones (que siempre hay), en general los taxis están en malas condiciones, los conductores son maestros para evadir todos las normas de tránsito (me consta).
Cualquier posibilidad de mejora que se le ofrezca a este mercado será bienvenida, ya sea de la mano de Uber o de cualquier otro. La tecnología es como el sol: no se tapa con «la mano, con una reglamentación, o una ley». Uno se adapta o queda atrás.
Con eso no estoy abogando porque Uber (o cualquier otro) se salte regulaciones (control de autos, seguro contra accidentes, control de conductores, licencias, seguridad social de choferes, etc), pero los paraguayos nos merecemos un mejor servicio, más opciones y alternativas. Los monopolios no funcionan.
Lastimosamente, la actitud de los taxistas no muestra que estén del lado de sus clientes. Todo lo contrario.